Muchos meses esperando hacer esta ruta, buscando el momento perfecto para pillar el otoño luciendo sus colores, en robles y castaños en este rincón de la provincia de Toledo.
Tomo como punto de partida la localidad de Castillo de Bayuela, abandono el pueblo para meterme en una trialera rota, de pendiente pronunciada y piedras por doquier. Se acaba y encaro el camino hacia Hinojosa de San Vicente, rampones cementados y rallados para que puedan agarrar las ruedas de los vehículos que transitan por la zona, las pulsaciones ya están a tope, empiezo a sudar.
Dejo atrás este pequeño pueblo toledano, tranquilo, casi durmiendo y tomo la subida por la senda de Viriato para dirigirme al Piélago, las rampas me castigan menos que en el tramo anterior, y pedalada a pedalada voy tomando altura. Coincido en un tramo con David, un biker de la zona que me hará las veces de guía y da buena fe de ser conocedor del terreno.
El pino del principio, repoblado en los años 50, va dejando espacio al roble que empieza a deleitarnos con los ocres y marrones. Comienza el espectáculo.
Vamos tomando altura, las vistas sobre el valle del Tietar nos asoman a la llanura abulense, y poco a poco llegamos a las antenas que coronan la sierra. La temperatura ha bajado considerablemente y el viento empieza a hacer de las suyas.
Nos espera el Piélago, castaños y robles hacen las delicias de familias paseando y recogiendo castañas. Toca bajar al Real de San Vicente, nos asomamos al otro lado de la Sierra, esta vez sobre Toledo, el Alberche baña el otro lado. Deslumbra el contraste del llano toledano con la sierra. Todo un espectáculo.
Bajada rápida, tanto subir para bajar en minutos, es muy pronunciada y te deja en las piscinas del Real en cero coma.
Un poco de carretera para tomar la cañada Real de las Merinas, pista y para abajo que me devuelve al punto de partida.
Un deleite para los sentidos.
Saludos!!!!
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